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Proyecto CO2FARM: identificando las claves para establecer un mercado de agricultura de carbono 

1 julio 2024
  • La capacidad de capturar CO2 convierte a la agricultura de carbono en una herramienta clave para lograr la neutralidad climática en Europa

Aclima, Basque Environment Cluster con la colaboración de NEIKER, ha puesto en marcha el proyecto CO2FARM que pretende evaluar el marco de oportunidad e identificar los aspectos clave para el desarrollo de un mercado de agricultura de carbono en Euskadi.

Para lograr la neutralidad climática en 2050, la UE debe no solo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también compensar las emisiones residuales mediante la absorción de carbono en la atmósfera. Dentro de las estrategias de descarbonización industrial que se están implementando en el marco del Green Deal, las absorciones y la captura de carbono en suelos agrícolas constituirán una parte importante del esfuerzo en la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática de aquí a 2050.

El Parlamento Europeo aprobó en abril el nuevo Marco de Certificación de Eliminaciones de Carbono (CRCF) que se espera sea adoptado formalmente como reglamento a finales de este año y que será una pieza clave para facilitar la implementación de actividades de captura y eliminación de carbono. El reglamento establece los criterios de calidad, reglas para la verificación y certificación en tres categorías: eliminaciones permanentes de carbono, agricultura o cultivo de carbono y almacenamiento de carbono en productos.

Las eliminaciones permanentes de carbono incluyen tecnologías industriales que capturan carbono y lo almacenan de forma segura durante siglos. La agricultura de carbono abarca prácticas en tierras agrícolas, humedales, bosques y ambientes costeros que secuestran carbono a través de procesos biológicos, generando también beneficios para la biodiversidad.

Para ser certificadas, las actividades deben cumplir con cuatro criterios principales: cuantificación, adicionalidad, almacenamiento a largo plazo y sostenibilidad, para este último criterio, una actividad de cultivo de carbono siempre debe generar al menos un beneficio colateral para la biodiversidad.

Las absorciones de carbono certificadas pueden monetizarse a través de regímenes privados que financian proyectos de captura y eliminación para compensar emisiones, por ejemplo, a través del pago a agricultores por prácticas agrícolas sostenibles que integren la captura de carbono en el suelo, generando nuevos modelos de negocio para los agricultores y silvicultores, que además generan beneficios significativos para la biodiversidad.

El suelo, la mayor reserva de carbono

Los suelos constituyen la mayor reserva de carbono terrestre, almacenando casi tres veces más carbono que la biomasa aérea y el doble de la cantidad de carbono presente en la atmósfera. Sin embargo, faltan evaluaciones exhaustivas que tengan en cuenta la dinámica subyacente del carbono del suelo, los beneficios colaterales y las compensaciones, así como cuestiones de gobernanza relativas al diseño de los sistemas de certificación.

En concreto, el papel de NEIKER en la iniciativa consistirá en estudiar la capacidad de secuestro de carbono de los suelos. Para ello, es vital entender el funcionamiento del ecosistema edáfico, ya que el secuestro de carbono en el suelo se basa en la entrada de materia orgánica (MO) en el suelo y en los mecanismos de estabilización que la protegen de la mineralización.

El centro tecnológico evaluará los certificados privados de carbono del suelo vendidos en el mercado de compensaciones voluntarias desde diversas perspectivas: desde las ciencias del suelo, centrándose en los procesos del suelo, las capacidades de secuestro de SOC y las opciones para medir los cambios de SOC; la gestión del suelo, centrándose en las medidas disponibles para fomentar el aumento de las reservas de SOC y en sus respectivas sinergias y compensaciones; y la gobernanza del suelo, centrándose en la capacidad de los contratos privados para garantizar la adicionalidad y el secuestro de carbono a largo plazo, y para limitar los efectos secundarios no deseados.

Estandarización europea

En la actualidad, ya existe un mercado voluntario de carbono que permite a organizaciones públicas y privadas, empresas y ciudadanos compensar sus emisiones de CO2 como parte de su compromiso con la acción climática, basado en diferentes estándares y metodologías de acreditación. La heterogeneidad de los distintos esquemas de certificación en el mercado voluntario y de las distintas categorías de proyectos elegibles para generación de créditos, deriva en que un crédito de carbono (equivalente a la reducción/absorción de 1 tonelada de CO2) se vende en el mercado a un amplio rango de precios. Contar con un marco estandarizado a nivel europeo permitiría consolidar y dar credibilidad a este mercado.

Según el último informe de Ecosystem marketplace, en 2023, el valor total de las transacciones reportadas en el mercado voluntario de carbono alcanzó los 723 millones de dólares, los compradores pagaron 6,53 dólares de media por tonelada de CO2 en créditos de carbono. La consultora Morgan Stanley estima que el MCV podría crecer hasta unos 100.000 millones de dólares en 2030 y 250.000 millones en 2050.

Oportunidades para Euskadi

Euskadi cuenta con una superficie rural muy amplia que comprende más del 90% del territorio, convirtiéndonos así en un territorio con un gran valor ecológico añadido que nos ofrece una inestimable alternativa para la implementación de prácticas de agricultura de carbono. Este modelo de gestión agraria puede complementar los mecanismos de compensación de emisiones de la industria vasca y ofrecer un marco de colaboración entre ambos sectores con potenciales beneficios para todas las partes.

“Euskadi es un país que combina su tradición y vocación industrial con un territorio eminentemente rural, lo que ofrece una inmejorable oportunidad para implementar la herramienta del ‘carbon farming’ (agricultura de carbono) de forma que vincule las necesidades de compensación de emisiones de algunas industrias -refino, siderurgia, fundición, cemento y pasta y papel- con la capacidad sumidero del territorio agrario-rural”, explica Olatz Unamunzaga, responsable de Innovación y Tecnología de NEIKER.

El proyecto CO2FARM se alargará hasta diciembre de 2024 y entre las actuaciones contempladas destacan el estudio de las limitaciones y modelos de éxito que se puedan replicar con sus adaptaciones a la realidad vasca, el análisis de la demanda de compensación de los sectores con mayores emisiones de GEI y el análisis de la oferta potencial de compensación del sector primario basada en la capacidad de captura de carbono del suelo.

El proyecto se encuentra financiado por el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco a través del Programa de ayudas a la investigación colaborativa Elkartek.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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