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Aitor Cevidanes: “Los factores ambientales influyen en la expansión de mosquitos y en las enfermedades que transmiten”

8 octubre 2025

 

Los vectores son organismos capaces de transmitir patógenos entre animales y personas, y su presencia está condicionada por cambios ambientales y sociales. Aitor Cevidanes, investigador del Departamento de Sanidad Animal de NEIKER, explica cómo el seguimiento científico en Euskadi permite evaluar la expansión de estas especies y aplicar medidas de gestión adecuadas.

 

¿Qué son los vectores y qué papel desarrollan en el ámbito de la salud pública y animal?

Los vectores son organismos, como mosquitos o garrapatas, capaces de transmitir patógenos entre animales y personas. Su ecología y distribución dependen de muchos factores ambientales, por lo que responden muy claramente a las transformaciones que experimenta nuestro planeta. Cuando hablamos de cambio global, nos referimos a procesos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el comercio y la movilidad internacional, las alteraciones en el uso del suelo o la contaminación ambiental.

Todos estos factores influyen directamente en la ecología de los vectores y, por extensión, en la epidemiología de las enfermedades que transmiten. Por eso estudiar a estos organismos nos permite entender cómo nuestro entorno cambiante puede impactar directamente en la salud humana y animal.

 

Entre estos factores, ¿cómo interactúan el cambio climático, la urbanización y el comercio internacional?

Cuando estos factores actúan de manera conjunta, se potencian mutuamente. Por ejemplo, el comercio internacional facilita la llegada de especies exóticas; al mismo tiempo, los cambios en el uso del suelo y la urbanización crean nuevos hábitats adecuados para que estos vectores se establezcan. Además, el cambio climático genera condiciones ambientales cada vez más favorables para su reproducción y supervivencia. Esta combinación de factores no solo acelera la proliferación de los vectores, sino también la circulación de los patógenos que transmiten, lo que aumenta el riesgo de enfermedades emergentes.

El mosquito tigre suele citarse como un ejemplo claro de estos procesos. ¿Por qué?

El mosquito tigre (Aedes albopictus) es un caso paradigmático. Su entrada en Europa se produjo a través del comercio internacional, y se adapta muy bien a pequeños volúmenes de agua, como los que encontramos en platos de macetas, cubos o canaletas urbanas. Esto le permite aprovechar con gran eficacia los espacios urbanos para reproducirse. Además, la expansión de la urbanización multiplica estos puntos de cría, mientras que los inviernos cada vez más suaves, consecuencia del cambio climático, le permiten sobrevivir en regiones donde antes el frío lo limitaba.

Otro factor importante es que la velocidad con la que completa su ciclo de vida depende directamente de la temperatura: cuanto más calor hace, menos días necesita para desarrollarse, aumentando así el número de generaciones anuales.

En conjunto, su éxito invasor no se explica por un solo factor, sino por la combinación de todos ellos, lo que ha facilitado su expansión por gran parte de Europa y su papel como vector de enfermedades emergentes.

 

En Euskadi, ¿qué especies de mosquitos representan actualmente un riesgo sanitario?

A las que prestamos más atención son el mosquito tigre (Aedes albopictus), principalmente, y a los del género Culex. El primero puede transmitir enfermedades como el dengue, chikungunya y Zika. Aunque todavía no conocemos casos autóctonos, cada año se producen brotes en Europa. Por su parte, los Culex son muy comunes y tienen el potencial de transmitir el virus del Nilo Occidental, aunque hasta ahora no se ha detectado en nuestra comunidad.

Además, no debemos olvidar a otros vectores como las garrapatas, que forman parte del mismo problema de enfermedades transmitidas por artrópodos y que también representan un riesgo para la salud humana y animal.

 

¿Se ha detectado la llegada de otras especies invasoras a Euskadi?

Sí. Desde 2020 se ha confirmado la presencia de Aedes japonicus, un mosquito invasor que está en expansión por el norte de la península. Aunque no tiene la misma relevancia sanitaria que el mosquito tigre, puede transmitir algunos virus y evidencia la capacidad de adaptación de nuevos vectores a nuestro entorno.

Por otra parte, en el sur de Álava se ha constatado la presencia de garrapatas del género Hyalomma, cuya expansión hacia el norte se relaciona con el cambio climático. Estas garrapatas son vectores importantes tanto en salud pública como en sanidad animal, ya que pueden transmitir el virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y el protozoo Theileria annulata, causante de la theileriosis bovina mediterránea.

Estos ejemplos muestran cómo el cambio global está facilitando la llegada y establecimiento de nuevas especies a nuestro entorno.

 

¿Qué papel desempeña NEIKER frente a estos retos?

En NEIKER abordamos el problema desde varias líneas. Por un lado, realizamos vigilancia entomológica, monitorizando la presencia de especies invasoras y siguiendo poblaciones locales con interés sanitario. Al mismo tiempo, transferimos conocimiento y recursos técnicos a ayuntamientos y entidades locales para que puedan desarrollar planes de prevención y control ajustados a sus capacidades.

Otra línea esencial es la predicción y evaluación de riesgos futuros en el marco del cambio climático, con el objetivo de anticiparnos a posibles escenarios y aportar información útil para la toma de decisiones en salud pública, sanidad animal y gestión ambiental. Todo esto se enmarca en proyectos como LIFE URBANKLIMA, que desarrolla herramientas e indicadores para integrar los riesgos asociados a los vectores en las políticas de salud pública, y el Interreg POCTEFA PYRTICK, centrado en la vigilancia de garrapatas y patógenos en la zona pirenaica.

 

¿Cómo se traducen estos estudios en beneficios concretos para la comunidad?

Nos permiten ofrecer una base científica sólida para que las instituciones tomen decisiones informadas. En salud pública, la vigilancia sobre mosquitos y garrapatas es fundamental para anticipar y prevenir riesgos, como la introducción de virus transmitidos por mosquitos o la expansión de enfermedades asociadas a garrapatas.

En agricultura y ganadería, proporcionamos información sobre patógenos que afectan tanto a animales domésticos como a la fauna silvestre, contribuyendo a mejorar la salud de los animales. Además, en la gestión de espacios urbanos, nuestro trabajo ayuda a diseñar entornos más seguros, evitando que acciones positivas como la renaturalización o la creación de zonas verdes favorezcan la proliferación de mosquitos.

En definitiva, generamos conocimiento que no se queda en el laboratorio, sino que se traslada a herramientas prácticas que integran la vigilancia y prevención de enfermedades transmitidas por vectores en distintos sectores, siempre bajo un enfoque One Health.

 

Hablando de enfermedades zoonóticas, ¿cuáles son las más relevantes en Euskadi?

Entre las enfermedades transmitidas por mosquitos, algunas tienen ciclo zoonótico, como el virus del Nilo Occidental, que circula entre aves y puede llegar a caballos y personas. Otras, como dengue, Zika o chikungunya, aunque en origen fueron zoonóticas, hoy en Europa se transmiten de humano a humano a través de mosquitos. En Euskadi no se ha detectado el virus del Nilo Occidental, pero sí en áreas cercanas, por lo que la vigilancia sigue siendo imprescindible.

 

Mirando al futuro, ¿qué escenario prevén para los próximos 10 o 20 años en Euskadi?

Los modelos climáticos indican un aumento de mosquitos invasores como el tigre, con más generaciones por año y presencia más amplia debido a inviernos suaves y lluvias intensas. La erradicación ya no es realista: el objetivo será controlar las poblaciones y minimizar su impacto. También podría aumentar la abundancia de mosquitos Culex y el riesgo del virus del Nilo Occidental, y veremos desplazamientos de garrapatas hacia zonas más al norte. El cambio global acelera estos procesos, por lo que la vigilancia y la capacidad de adaptación serán claves.

 

Por último, ¿qué puede hacer la ciudadanía para protegerse y colaborar en la prevención?

La prevención es fundamental. En el caso del mosquito tigre, lo más eficaz es eliminar recipientes con agua estancada en patios, jardines o terrazas. La colaboración ciudadana es esencial, ya que la mayoría de los focos están en propiedades privadas. Las instituciones deben impulsar campañas de sensibilización, formar al personal municipal y contar con planes de prevención y vigilancia. En NEIKER apoyamos a los ayuntamientos elaborando guías y recursos técnicos basados en evidencia científica, siempre con un enfoque One Health. Solo con esta colaboración amplia podremos anticiparnos a los riesgos y responder eficazmente a los desafíos del cambio global.

 

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