NOTICIA
Cuatro décadas de trabajo orientadas a la mejora genética de la oveja Latxa en Euskadi
24 julio 2025
- En NEIKER desde los años 80 colaboramos en el desarrollo del programa de mejora genética que ha permitido aumentar la producción y mejorar la morfología mamaria sin perjudicar a la calidad de la leche, para así y responder a los retos del sector ovino
Más de 200 ganaderías de Euskadi agrupan en la actualidad alrededor de 140.000 ovejas de raza Latxa, una variedad autóctona vinculada históricamente al territorio. Cerca del 50% de estos rebaños están integrados en la Denominación de Origen Idiazabal y aproximadamente el 20% participa en el programa de mejora genética. A finales de los años 70, sin embargo, esta raza se consideraba poco productiva y con una situación sanitaria que afectaba a la viabilidad de las explotaciones.
Desde NEIKER, entonces denominado CIMA, iniciamos junto al Gobierno Vasco a principios de los años 80 un trabajo centrado en el control sanitario de la cabaña ganadera, interviniendo sobre enfermedades como la agalaxia, la brucelosis o la tuberculosis. De manera paralela, sentamos las bases del programa de mejora genética de la oveja Latxa, con la implantación del control lechero en 1982. Esta herramienta permitió valorar la producción individual de leche por campaña, lo que dio paso a un sistema de selección basado en datos objetivos y permitió orientar el desarrollo posterior del programa.
Un sistema en constante evolución
La introducción de la inseminación artificial en 1984 supuso un punto de inflexión, permitiendo multiplicar la difusión del material genético de los mejores machos a las mejores ovejas de los rebaños y de este modo mejorar la población. “La inseminación artificial ha sido esencial para avanzar en la mejora genética de la Latxa y consolidar un sistema que responde directamente a las prioridades del sector”, señala Itsasne Granado Tajada, investigadora de NEIKER.
A través de esta herramienta, también fue posible seleccionar animales con mayor resistencia genética al scrapie, una enfermedad neurodegenerativa que afecta al sistema nervioso del ganado ovino, en especial en el caso de los machos utilizados en los centros de inseminación.
Durante las primeras décadas, el programa se centró en incrementar la producción lechera, que ha mejorado hasta 100 litros producidos por oveja a lo largo de una lactación. Después, se incorporaron nuevas valoraciones funcionales, como el contenido en grasa y proteína de la leche, directamente relacionado con el rendimiento quesero, y la morfología de la ubre, cuyos aspectos, como la inserción y la profundidad o la orientación y tamaño del pezón, afectan tanto a la sanidad mamaria como al ordeño mecánico.
Estas líneas de trabajo se han mantenido activas y se han ampliado con otras como la nutrición, en la que se trata de optimizar el uso de los recursos locales (pastos y forrajes) o la suplementación ofrecida a los animales (piensos) y se evalúan distintos aditivos y subproductos con impacto en la producción de leche y carne. También se ha trabajado en protocolos para medir el bienestar animal en los rebaños comerciales. Además, desde 2013 en el rebaño de NEIKER, aplicamos un sistema de pastoreo rotacional que permite estudiar a largo plazo su efecto sobre el secuestro de carbono, la salud del suelo y el equilibrio del ecosistema.
Adaptación a los nuevos retos
En la actualidad, el programa de mejora incorpora nuevas líneas de investigación centradas en la sostenibilidad y la adaptación al cambio climático. Dentro de esta estrategia, se estudian caracteres como la termotolerancia, la longevidad funcional y la reducción de emisiones de metano de origen entérico, desarrollados en el marco de proyectos como ARDI2 y SUMASHEEP. Aunque se encuentran en fase de evaluación, estos estudios marcan las líneas prioritarias de cara a una mejora genética orientada a la resiliencia del sistema productivo.
Otro de los desafíos actuales es el relevo generacional en el sector ovino. “Estamos explorando herramientas tecnológicas que faciliten el manejo, como vallados virtuales o sistemas de monitorización del estado de los animales, para contribuir a que el trabajo ganadero resulte más accesible a quienes se incorporen en el futuro”, indica Itsasne Granado Tajada.
Desde el inicio, el programa se ha desarrollado en colaboración con CONFELAC, las asociaciones de ganaderos, centros de inseminación como ARDIEKIN e INTIASA y los centros de gestión de cada territorio. A ello se suman alianzas con entidades e instituciones de investigación de referencia nacionales e internacionales.
Además de participar en proyectos de ámbito estatal y europeo, en NEIKER elaboramos los valores genéticos que se aplican en el Programa de Cría y colaboramos en su seguimiento técnico. A través de jornadas, encuentros y actividades formativas, transferimos de forma directa los avances científicos para facilitar su implementación práctica en las explotaciones ganaderas del territorio.