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Mikel Ojinaga: “Proteger nuestras variedades locales es mantener la calidad que nos define y el tejido agrario que asegura nuestro futuro”

26 noviembre 2025

 

Las enfermedades víricas del pimiento se han convertido en uno de los principales retos para la horticultura vasca, afectando a cultivos tan emblemáticos como el pimiento de Gernika y la guindilla de Ibarra. Mikel Ojinaga ha dedicado su tesis doctoral, desarrollada en NEIKER y reconocida con el Premio Extraordinario de Doctorado por la Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU). En esta Tesis se han estudiado varios virus y se han desarrollado variedades locales resistentes que ya están al alcance de los agricultores.

 

Recibir el Premio Extraordinario por esta tesis es un gran reconocimiento. ¿Qué significa para ti este galardón y qué valor tiene para la investigación agraria en Euskadi?

Estoy muy orgulloso porque este reconocimiento pone en valor un trabajo que se ha desarrollado durante muchos años y que ha sido verdaderamente colectivo, con la participación de muchas personas de NEIKER y de otras entidades vinculadas a la horticultura y la sanidad vegetal, tanto en Euskadi como a nivel estatal. Para mí es también una manera redonda de cerrar un proyecto estrechamente ligado con mi tesis doctoral, donde hemos caracterizado con detalle la situación sanitaria del pimiento de Gernika y de la guindilla de Ibarra, con especial atención a los virus.

Además, hemos conseguido poner al alcance de los agricultores vascos variedades resistentes a los Tobamovirus, un grupo de patógenos que ocasiona grandes pérdidas en los cultivos de pimiento. La obtención de estas variedades, fruto de programas de mejora genética clásica, permite reducir el riesgo de epidemias y proteger la producción local.

 

Tu tesis se centra en dos cultivos muy nuestros, el pimiento de Gernika y la guindilla de Ibarra. ¿Qué tiene de especial proteger el patrimonio vegetal de Euskadi?

Proteger el patrimonio vegetal de Euskadi no es solo guardar semillas. También es preservar conocimiento, sabor, cultura y economía local. Las variedades tipo Gernika e Ibarra sostienen la identidad gastronómica, están adaptadas a nuestras condiciones agroclimáticas y aportan genes esenciales para la mejora vegetal del futuro, reduciendo la erosión genética.

Además, ayudan a mantener precios competitivos para el sector agrícola y refuerzan las bases de la soberanía alimentaria. Si solo cultiváramos pimientos comerciales de otras zonas, perderíamos diversidad, diferenciación y oportunidades. Proteger y mejorar nuestras variedades locales mantiene la calidad que nos define, la diversidad que nos protege y el tejido agrario que asegura nuestro futuro.

 

Los virus son uno de los grandes retos de estos cultivos. ¿Por qué suponen un problema para los agricultores y cuáles son los más dañinos en Euskadi?

Estas variedades locales carecen de genes de resistencia frente a virus, por lo que son muy susceptibles y desarrollan una amplia gama de síntomas en plantas y frutos, con un impacto directo en el rendimiento y en la calidad comercial. En Euskadi, los virus predominantes se agrupan en tres grandes categorías: los transmitidos por pulgones, como PVY y CMV; los transmitidos por trips, como TSWV; y los transmitidos por semilla y por contacto mecánico, como los Tobamovirus. En la tesis, además, describimos un nuevo Tobamovirus identificado por primera vez en Europa.

 

Descubriste que algunas plantas silvestres pueden actuar como fuente de contagio para los cultivos. ¿Cómo puede el personal agricultor proteger sus parcelas de este peligro natural?

A partir de 2017 observamos epidemias de cucumber mosaic virus (CMV) en parcelas de guindilla de Ibarra al aire libre. Este virus, transmitido por pulgones, devalúa completamente la calidad del fruto engordándolo, arrugándolo y evitando que sea comercial.

Tras estudiar la epidemiología de la enfermedad, vimos que una de las principales fuentes de inóculo es la flora silvestre que rodea las parcelas. Analizamos numerosas especies a lo largo del año y confirmamos la presencia de plantas infectadas por CMV, incluso en primavera, antes del trasplante del cultivo.

Esto demuestra que la flora del entorno actúa como fuente de infección primaria. Para proteger los cultivos existen dos opciones: introducir genes de resistencia al virus, como se hizo con los Tobamovirus, o emplear barreras físicas, como mallas anti-pulgón, que eviten la entrada de insectos infectivos desde el exterior.

 

Para ello, la detección temprana es fundamental. ¿Cómo ha contribuido la técnica de hibridación molecular a mejorar el diagnóstico en NEIKER?

En NEIKER hemos implementado la detección mediante hibridación molecular, una técnica que permite procesar un gran volumen de muestras de manera rápida y a bajo coste. Es más específica que ELISA, ya que las sondas se diseñan a partir de las secuencias del genoma de los virus, y mantiene una sensibilidad similar.

Su gran ventaja es el carácter multiplex, que permite detectar simultáneamente varios patógenos en una sola prueba. En mi tesis utilizamos polisondas capaces de detectar hasta 21 virus en un único ensayo, una herramienta especialmente útil para el cribado de mucho material vegetal y para prospecciones a gran escala.

 

La gran solución es crear variedades resistentes. ¿Cómo se consigue que el pimiento de Gernika o la guindilla de Ibarra sean inmunes a los virus sin perder su sabor y características únicas?

La forma más efectiva de controlar las enfermedades víricas en plantas es disponer de variedades con genes de resistencia. En nuestro caso, hemos obtenido líneas de pimiento de Gernika y guindilla de Ibarra resistentes a Tobamovirus mediante programas de mejora genética clásica, introduciendo los genes L3 y L4 en ambos materiales.

Aplicamos un esquema de retrocruzamiento asistido por marcadores moleculares para seleccionar en cada generación las plantas resistentes. En total, fueron necesarias siete generaciones: un primer cruzamiento con una variedad resistente, cuatro retrocruzamientos para recuperar las características organolépticas y agronómicas de las variedades originales, y dos autofecundaciones para fijar los genes de resistencia.

Al final del proceso, se comprobó la resistencia mediante inoculaciones mecánicas con Tobamovirus y se realizaron ensayos de producción para seleccionar las líneas más productivas y de mayor parecido a la variedad tradicional original.

 

Estas nuevas variedades resistentes ya están disponibles. ¿Cuál es el siguiente paso para que lleguen a las huertas de Euskadi

Los genotipos más prometedores se inscribieron tanto en el Registro estatal de Variedades Comerciales como en el Registro europeo de Variedades Protegidas.

Como resultado, hoy existen una variedad de guindilla de Ibarra (Irribarra) y dos de pimiento de Gernika (Gudari e Indartsu) con resistencia a Tobamovirus. Son materiales accesibles para todos los agricultores de Euskadi, que permiten mantener la identidad del producto y, al mismo tiempo, reducir el impacto de estas virosis.

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