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¿Es posible adaptar el viñedo al cambio climático modificando las prácticas agronómicas?
17 marzo 2025- En el centro tecnológico NEIKER investigamos diversas estrategias para ayudar al sector vitivinícola a mejorar la resiliencia de los viñedos frente a las condiciones climáticas extremas
Las altas temperaturas derivadas del cambio climático afectan también al equilibrio de los viñedos, modificando su desarrollo. A medida que el calor se intensifica, las diferentes fases de la vid, como la brotación, la floración y la maduración se adelantan, derivando en una vendimia más temprana. Como consecuencia, la uva madura en periodos de mayor temperatura, porque se alcanza antes el contenido de azúcar deseado que es el que marca principalmente el momento de la vendimia.
Otra de las consecuencias del cambio climático en nuestra zona es que las lluvias estarán peor repartidas y habrá un número mayor de eventos con precipitaciones intensas. Esto hace que el riesgo de erosión aumente, sobre todo en los suelos que están desnudos y en parcelas en pendiente.
Para ayudar al sector vitivinícola a abordar esta situación, en NEIKER investigamos diversas estrategias para mitigar los efectos del calentamiento global sobre los viñedos. Entre ellas, destaca la implantación de cubiertas vegetales, una práctica que contribuye a reducir la erosión del suelo, mejorar su estructura y aumentar su capacidad para retener agua.
«Estas instalaciones naturales, compuestas por vegetación espontánea o sembrada, actúan como una barrera natural que reduce la erosión, evitando así la pérdida de suelo en el horizonte más superficiel que es el más rico en nutrientes y materia orgánica «, explica Ana Aizpurua, investigadora del departamento de Producción y Protección Vegetal de NEIKER.
Para llevar esta solución a la práctica, NEIKER colabora con bodegas como Zuazo Gastón, Baigorri, El Mozo Wines, Ostatu, Maisulan o Gorka Izagirre, que han permitido evaluar el impacto de las cubiertas vegetales y obtener datos concretos sobre su eficacia en distintos tipos de suelo y condiciones climáticas.
En esta línea, en uno de los ensayos que hemos realizado en Rioja Alavesa en una finca de la bodega Maisulan, hemos demostrado que el uso de una cubierta vegetal permanente disminuye de manera drástica la pérdida de suelo, permitiendo conservar su fertilidad y mejorar las condiciones del viñedo.
Otras estrategias complementarias
Además de las cubiertas vegetales, en NEIKER investigamos otras prácticas que pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio climático en los viñedos.
Una de ellas es la poda tardía, una técnica que permite retrasar el ciclo de la vid para intentar que la maduración de la uva no coincida con los periodos de temperaturas más elevadas. Asimismo, permite proteger a los viñedos más vulnerables a las heladas porque retrasa la brotación y así se reduce el período de riesgo de heladas primaverales.
La investigadora señala que “la poda tardía permite modificar el calendario fenológico de la vid, retrasando la brotación y la maduración de la uva, ayudando a evitar los daños a la vid por heladas primaverales y los efectos de las altas temperaturas en las etapas en las que se desarrolla el fruto”.
Para evaluar su efectividad, hemos realizado ensayos que demuestran que una poda tardía puede retrasar la brotación hasta dos o tres semanas, un margen que beneficia, sobre todo, a zonas con alto riesgo de heladas, ya que permite minimizar los daños provocados por las bajas temperaturas en primavera.
Otra línea de trabajo es la recuperación y conservación de material vegetal. Mediante la identificación y evaluación de cepas antiguas con características interesantes, buscamos preservar la diversidad genética y seleccionar material vegetal interesante que cumpla con los requerimientos de la viticultura actual.
Viticultura de precisión, de ayuda ante el cambio climático
Como parte de su enfoque integral, desde NEIKER impulsamos la viticultura de precisión, un enfoque basado en el uso de tecnologías avanzadas para conocer en detalle el desarrollo del viñedo. A través de sensores, drones o imágenes de satélite, es posible monitorizar el comportamiento del viñedo. A partir de esta información, y analizando los suelos que dan lugar a distintas zonas de crecimiento, tratamos de explicar que propiedades del suelo explican las diferencias en el viñedo.
Gracias a la implementación de estas técnicas, bodegas como Itsasmendi, Artuke y Eguren Ugarte disponen de más información que pueden utilizar de cara a tomar decisiones en cuanto a las prácticas agronómicas o a determinar que zonas del viñedo formarán parte de cada uno de los vinos de las bodegas.
La combinación de estas estrategias permitirá al sector vitivinícola afrontar mejor los retos del cambio climático y garantizar la sostenibilidad de los viñedos en el futuro.