Actualidad

NOTICIA

Amaia Ortiz: “En la agrovoltaica, la parte energética debe ser un complemento de la actividad agrícola y no un sustituto”

8 julio 2025

 

La agrovoltaica se perfila como una alternativa innovadora para compatibilizar la producción de alimentos y energía en un mismo terreno, sin que una actividad desplace a la otra. En esta entrevista, Amaia Ortiz, investigadora en NEIKER y coordinadora del proyecto europeo AgriPower, explica por qué esta tecnología puede ser clave en la transición ecológica del sector primario y qué condiciones deben cumplirse para que realmente beneficie al mundo rural.

 

¿Qué es exactamente la agrovoltaica?

La agrovoltaica consiste en usar una misma superficie de tierra tanto para la actividad agraria, ya sea agrícola o ganadera, como para la generación de electricidad mediante paneles solares. Lo importante es que la producción de alimentos siga siendo el uso principal. La parte energética debe ser un complemento, no un sustituto. El objetivo es mantener, o incluso mejorar, la productividad agraria, y diseñar sistemas que permitan cultivar o pastorear con normalidad. Esto implica que las estructuras fotovoltaicas deben adaptarse a las necesidades del terreno y no al revés.

 

¿Qué papel juega la agrovoltaica en la transición energética y la sostenibilidad del campo europeo?

La agrovoltaica permite abordar tres grandes desafíos al mismo tiempo: avanzar en la descarbonización, adaptarnos al cambio climático y evitar que la producción energética compita con la alimentaria por el uso del suelo.

Desde Bruselas hay un interés claro en consolidar un marco común para esta tecnología, con una definición europea que garantice que la tierra siga teniendo un uso agrícola después de la instalación de los paneles. También se promueve la creación de estaciones experimentales como la nuestra en NEIKER para generar conocimiento riguroso. En España, ya se ha reconocido la agrovoltaica como una actividad compatible con la Política Agraria Común (PAC), lo que permite a los agricultores seguir accediendo a ayudas si mantienen la producción.

 

¿Qué barreras existen hoy para que este tipo de proyectos puedan desarrollarse en España y Europa?

La principal barrera es la falta de datos fiables desde el punto de vista agrícola. La mayoría de proyectos en Europa son todavía pilotos, y apenas hay estaciones experimentales que evalúen científicamente cómo afectan estas instalaciones a los cultivos. Esto dificulta que se pueda regular con claridad. Algunos países ya han definido criterios para garantizar una producción agrícola mínima y de calidad, lo cual es una buena referencia. Desde NEIKER estamos trabajando precisamente para aportar esa información con la que poder construir una normativa más sólida.

 

En ocasiones se percibe que los paneles solares amenazan el uso agrícola del suelo. ¿Qué puede aportar la agrovoltaica frente a ese temor?

Es una preocupación muy comprensible y en NEIKER tenemos este temor muy presente. Para hacer frente a esta situación, en agrovoltaica la premisa debe ser clara: la tierra debe seguir siendo productiva. Las estructuras tienen que permitir el paso de maquinaria convencional y facilitar el cultivo o el pastoreo. Además, los sistemas agrovoltaicos bien diseñados pueden aportar beneficios añadidos, como proteger los cultivos frente a granizadas o estrés térmico, o mejorar el bienestar del ganado ofreciendo zonas de sombra. Si se hace bien, puede ser incluso una herramienta de adaptación al cambio climático.

 

En la unidad experimental de Arkaute, ¿qué cultivos estáis probando y por qué se han elegido?

Estamos trabajando con cultivos extensivos herbáceos en rotación, como cereales, forrajes, hortícolas y patata, porque son representativos de la agricultura del entorno y tienen alto potencial productivo. También estamos estudiando el comportamiento del ganado ovino y su impacto en la biodiversidad del pasto.

Aún es pronto para sacar conclusiones, pero sabemos que la presencia de paneles altera variables microclimáticas como la radiación fotosintéticamente activa, la temperatura del suelo y del aire, o la distribución de la lluvia. Nuestro objetivo es conocer bien estos efectos para ajustar el manejo agronómico y seleccionar las variedades que mejor se adapten.

 

¿Hay cultivos que, por sus necesidades de luz o sensibilidad, no funcionen bien en estos sistemas?

Aún no tenemos suficientes datos para afirmarlo con rotundidad, pero sabemos que no todos los cultivos reaccionan igual. Los que requieren mucha luz o son muy sensibles a los cambios de temperatura y humedad podrían tener más dificultades bajo los paneles. Por eso en NEIKER estamos trabajando en la selección varietal específica para agrovoltaica, para identificar qué especies o variedades se adaptan mejor a las nuevas condiciones microclimáticas.

 

Más allá de la producción energética, ¿qué otros impactos ambientales se están observando en el suelo, el agua o la biodiversidad?

Uno de los efectos más evidentes es el cambio en el microclima del suelo. Las estructuras modifican la radiación solar, la temperatura y la humedad, lo que a su vez puede influir en el uso del agua. Por ejemplo, en uno de los ensayos del proyecto AgriPower vamos a estudiar si los paneles flotantes sobre lagos de riego reducen la evapotranspiración.

En cuanto a la biodiversidad, estamos analizando la evolución de la flora, los polinizadores, el pasto y el comportamiento del ganado. La agrovoltaica puede tener un efecto protector y fomentar prácticas más sostenibles si se diseña con estos objetivos desde el inicio.

 

El proyecto AgriPower no se limita a poner placas solares. ¿Qué otros elementos incluye y cómo se analizan los datos que se recopilan?

AgriPower tiene un enfoque integral. Además de los ensayos piloto, incluye la elaboración de recomendaciones políticas, el diseño de herramientas de acompañamiento a los productores y la creación de grupos de trabajo interdisciplinares en cada territorio.

En Arkaute contamos con sensórica avanzada para medir parámetros agrícolas y energéticos en tiempo real: humedad del suelo, crecimiento vegetal, salud del suelo, rendimiento de cultivos, comportamiento animal, biodiversidad, producción energética y huella de carbono, entre otros. Todos estos datos se cruzan para poder tomar decisiones fundamentadas y validar modelos predictivos, con la colaboración de la Universidad del País Vasco (EHU) en la parte energética.

 

¿Qué papel tiene NEIKER en AgriPower y cómo se está colaborando con el sector agrícola local?

NEIKER coordina el proyecto a nivel europeo y establece la metodología común. Nuestra unidad experimental en Arkaute es la más grande del Estado dedicada a cultivos herbáceos bajo sistemas agrovoltaicos. Además, estamos trabajando estrechamente con el sector agrícola vasco en dos pilotos: uno con cultivos en rotación y otro con pastoreo ovino en una finca de manejo regenerativo. El objetivo es que esta investigación tenga una aplicación real, y por eso usamos materiales y diseños comerciales que puedan trasladarse fácilmente al campo. También fomentamos la participación de cooperativas, asociaciones y empresas del sector desde el inicio.

 

¿Qué tipo de modelo agrovoltaico podría funcionar mejor en Euskadi?

Por lo que estamos viendo, no existe una solución universal. Las instalaciones deben adaptarse a las características de cada explotación y cultivo. En Euskadi, los cultivos herbáceos en rotación y el pastoreo son representativos, así que estamos trabajando en modelos que respondan a esa realidad.

En el futuro será necesario contar con herramientas que ayuden a diseñar y dimensionar los sistemas agrovoltaicos según las condiciones agroclimáticas y productivas de cada zona. En definitiva, la clave será siempre la personalización.

 

¿Qué apoyos serían necesarios para que esta tecnología pueda escalarse sin conflictos con el sector agrario ni con el territorio?

Lo primero es contar con una normativa clara y armonizada que asegure que la actividad agrícola se mantiene. También es necesario identificar qué suelos tienen potencial agrovoltaico y hacer una buena ordenación del territorio. Desde el punto de vista técnico, hay que seguir invirtiendo en estaciones experimentales, mejorar la selección varietal y diseñar estructuras que optimicen tanto la producción de alimentos como la energética.

Por último, se necesitan apoyos económicos que ayuden a los agricultores a asumir las inversiones iniciales y a comprobar que este modelo puede ser rentable a largo plazo. Todo esto debe hacerse con el mundo rural en el centro, porque si esta tecnología no es buena para quien trabaja la tierra, entonces no tiene sentido.

Neiker
Resumen de privacidad

La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.