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Integrar prácticas silvopastorales en los bosques para prevenir el riesgo de incendios forestales

19 septiembre 2025

 

  • En NEIKER coordinamos el proyecto europeo LIFE SILFORE, que busca demostrar el potencial del silvopastoreo para reducir el material vegetal inflamable, entre otras cuestiones, y así aumentar la resiliencia del paisaje forestal
  • Los primeros resultados apuntan a una reducción en torno al 40-60% de biomasa inflamable en las áreas del estudio

 

El verano de 2025 ha sido uno de los más duros en España en materia de incendios forestales. Hasta mediados de agosto, las llamas habían arrasado más de 343.000 hectáreas, la cifra más alta desde 1994. La combinación de olas de calor, sequías prolongadas dentro de la emergencia climática que vivimos y el abandono de la gestión rural han creado un escenario en el que los fuegos se propagan con una rapidez y una intensidad inéditas. Esta situación ha puesto en evidencia la necesidad de reforzar la prevención mediante una gestión activa de los paisajes agroforestales basada en estrategias que fomenten la biodiversidad y el uso multifuncional del territorio contribuyendo a evitar la acumulación de biomasa inflamable.

En este escenario, en NEIKER coordinamos el proyecto europeo LIFE SILFORE para demostrar el potencial del silvopastoreo como herramienta eficaz de prevención del riesgo de incendios en los bosques atlánticos y subatlánticos. Esta práctica consiste en integrar la ganadería extensiva de razas autóctonas, como la vaca Terreña o la oveja Sasi Ardi en Euskadi, en las plantaciones forestales y bosques para controlar el crecimiento del matorral y, por ende, la cantidad de material inflamable. El proyecto promueve también la transformación de pinares en bosques mixtos con especies más diversas y resistentes a la sequía, aumentando la estabilidad y funcionalidad del ecosistema.

Estas acciones se complementan con tecnologías innovadoras, como los vallados virtuales, que facilitan un pastoreo de precisión sin infraestructuras permanentes, y planes de manejo adaptativo que ajustan la carga ganadera y el calendario de aprovechamiento en función de la evolución de la vegetación y del riesgo de incendio.

A través de estas actuaciones, LIFE SILFORE busca reducir el impacto de los principales factores que favorecen los grandes incendios y que el fuego se extienda rápidamente: la continuidad de la vegetación y la falta de diversidad estructural. Por ello, la creación de paisajes en mosaico, con diferentes especies y estratos, introduce discontinuidades que reducen la propagación de las llamas y facilitan las labores de extinción.

“Aunque estamos todavía en un segundo ciclo de las mediciones y nos falta un tercero, los primeros resultados apuntan a una reducción en torno al 40-60% de biomasa inflamable en las áreas del estudio”, explica Isabel Albizu, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales de NEIKER. “Con LIFE SILFORE estamos aprendiendo sobre los criterios a utilizar en cada caso, para poder aplicar las pautas más adecuadas en cada zona. Los resultados dependen de aspectos como el tipo de vegetación y su estado de partida, la elección de los animales -deben ser razas autóctonas rústicas bien adaptadas al medio-, el número de días de pastoreo o la época del año, entre otros”, añade Albizu.

Beneficios socioeconómicos

Estas estrategias de prevención estructural se traducen además en beneficios socioeconómicos. El modelo permite disminuir los costes de mantenimiento forestal, diversificar la economía al combinar la producción maderera con la ganadera, reforzar la autonomía forrajera y generar nuevas oportunidades de desarrollo en el medio rural gracias a la valorización de razas locales y a la creación de empleo.

El proyecto, que se extenderá hasta 2027, cuenta con una amplia red de colaboradores en la península ibérica: el Instituto Politécnico de Bragança en Portugal, la Agencia Gallega de la Calidad Alimentaria, la Agencia Gallega de la Industria Forestal, el SERIDA de Asturias y la Universidad de Santiago de Compostela. En Euskadi participan además el Ayuntamiento de Orozko, las Juntas Administrativas de Jauregi y Azilu y las diputaciones forales de Bizkaia y Álava.

En total, el consorcio ha puesto en marcha una red de once demostradores distribuidos en 92,4 hectáreas que reflejan la diversidad ecológica y socioeconómica del noroeste peninsular, con la intención de que pueda replicarse en otras regiones europeas.

Además de los ensayos técnicos, LIFE SILFORE concede gran importancia a la transferencia del conocimiento y a la sensibilización social. “Se elaborarán guías, herramientas digitales y se organizarán jornadas dirigidas a gestores, técnicos forestales, ganaderos y ciudadanía, con el fin de subrayar que la prevención de incendios es una tarea colectiva que pasa por recuperar prácticas tradicionales, apostar por la ganadería extensiva y fomentar un uso sostenible de los bosques”, concluye la investigadora.

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