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Lur Epelde: “Invertir en la salud del suelo refuerza la soberanía alimentaria y la resiliencia frente al cambio climático”

10 septiembre 2025

 

La Unión Europea ha situado la salud del suelo entre sus grandes prioridades, consciente de que más del 60 % de los suelos europeos están degradados. A través de la Mission Soil se busca que en 2030 al menos el 75 % estén en buen estado. En este contexto, en NEIKER acogeremos del 15 al 17 de septiembre en nuestra sede de Arkaute, en Vitoria-Gasteiz, un evento que reunirá a investigadores y expertos del sector agrario europeo. En esta entrevista, la investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales Lur Epelde explica la importancia de los suelos y el papel que juega Euskadi en esta misión europea.

 

La Unión Europea ha lanzado la Mission Soil con un objetivo muy concreto. ¿En qué consiste exactamente y por qué es tan necesaria?

La “A Soil Deal for Europe” (“Un pacto por los suelos para Europa”), abreviada como Mission Soil, es una de las cinco misiones que puso en marcha la Unión Europea dentro de Horizon Europe, su programa de investigación e innovación. Su meta es muy clara: lograr que en 2030 al menos el 75 % de los suelos europeos estén sanos y sigan prestando los servicios que necesitamos como sociedad.

Esto es crucial porque los suelos no solo sostienen la producción de alimentos, sino que también regulan el agua, almacenan carbono y son un reservorio de biodiversidad. Sin embargo, más del 60 % de los suelos europeos están degradados por prácticas intensivas, contaminación, urbanización o el cambio climático. Por eso, la misión busca revertir esta situación, acelerar soluciones y trasladarlas del ámbito científico al terreno.

Para lograrlo, se trabaja sobre varias líneas: mejorar la gestión de suelos agrícolas y forestales, recuperar suelos degradados, reducir la contaminación por nutrientes, pesticidas o metales pesados, prevenir la erosión, aumentar la materia orgánica y fomentar la investigación aplicada mediante living labs y lighthouses. Es un enfoque integral que combina ciencia, política y acción sobre el terreno, porque solo así podemos garantizar suelos saludables, seguridad alimentaria y resiliencia climática.

Desde la perspectiva de NEIKER, ¿cómo contribuye la salud del suelo a retos como el cambio climático y la seguridad alimentaria en Euskadi?

Un suelo sano es fundamental para afrontar ambos desafíos. En Euskadi, donde el espacio agrícola es limitado y está sometido a mucha presión, mantener la calidad del suelo tiene un gran impacto: actúa como sumidero de carbono, mejora la estructura y retención de agua, y aumenta la resiliencia frente a sequías o lluvias intensas.

Además, la fertilidad y biodiversidad del suelo permiten sistemas productivos más sostenibles, reduciendo la dependencia de insumos externos. Esto es esencial en nuestra agricultura intensiva y en la ganadería, donde la calidad de los pastos marca la diferencia. Invertir en la salud del suelo refuerza la soberanía alimentaria regional, la resiliencia de nuestros agroecosistemas y contribuye al cumplimiento de los compromisos climáticos europeos.

En este cuidado de los suelos tienen una especial relevancia los living labs y lighthouses. ¿Qué son y cómo funcionan en la práctica?

Los living labs son espacios de experimentación en condiciones reales: granjas, bosques, paisajes rurales o urbanos donde agricultores, científicos, empresas y autoridades trabajan juntos para probar y validar soluciones innovadoras. Son abiertos, colaborativos y muy prácticos: lo que se investiga se aplica directamente.

Los lighthouses, por su parte, son lugares de referencia que muestran buenas prácticas en gestión sostenible de suelos. Por ejemplo, pueden ser explotaciones agrícolas ejemplares o áreas gestionadas de manera sostenible que sirven para inspirar y formar a otros actores. Mientras los living labs generan innovación, los lighthouses la difunden y ayudan a escalarla.

Actualmente, de los 100 living labs previstos en Europa, 25 ya están en marcha y 20 más se encuentran en fase de inicio. Todos ellos, junto con la futura ley europea de monitorización de la salud del suelo y la colaboración en clusters temáticos, van a transformar de manera significativa el conocimiento sobre nuestros suelos.

La monitorización aparece como un aspecto clave. ¿Por qué es tan importante?

La monitorización es esencial para comprobar si realmente estamos logrando suelos saludables. Cada contexto requiere indicadores específicos: a escala continental, la ley europea permitirá identificar áreas degradadas donde confluyen distintos procesos de deterioro, mientras que una explotación agrícola en transición a prácticas regenerativas necesita un seguimiento más local, con indicadores prácticos que guíen la gestión y midan progresos.

En concreto, en NEIKER se llevará a cabo un encuentro enfocado en estos living labs. ¿Qué se va a hacer durante estas jornadas?

El evento en Arkaute está pensado para ser muy práctico. No se trata solo de presentaciones teóricas. Es decir, las charlas serán breves, dando prioridad al debate y a la participación activa. Gran parte del tiempo se dedicará a actividades de campo, aplicando lo discutido en pastos, cultivos y viñedos de nuestra red de ensayos BALTSAN, que son ensayos agrarios a largo plazo.

Además, presentaremos a los living labs el Soil Health Data Cube, desarrollado en el marco del proyecto AI4SoilHealth. Se trata de un gemelo digital de los suelos europeos que permite explorar datos, comparar resultados y potenciar la gestión del suelo en cada territorio. Combinar la teoría, la práctica y las tecnologías avanzadas es clave para que el conocimiento generado se traduzca en acciones concretas y efectivas.

¿Por qué es importante que estas jornadas se celebren en NEIKER y qué aporta Euskadi a esta misión europea?

Se ha elegido Euskadi porque aquí se concentran muchos de los living labs que ya están operativos, y además coincide con el Congreso Europeo de Suelos celebrado en Sevilla la semana anterior. Para NEIKER es un honor acoger este encuentro y poder colaborar con formadores internacionales como Rachel Creamer, de Wageningen University, y David Robinson, de UK Centre for Ecology.

Durante unos días, nos convertimos en un punto de referencia para la monitorización de suelos en Europa. Aunque nuestro papel a nivel continental sea modesto, esta experiencia nos permite aprender y trasladar a la escala vasca las mejores prácticas, reforzando nuestro liderazgo en investigación y contribuyendo a mejorar la salud de los suelos en Euskadi.

¿Qué obtendrán las personas participantes a través de esta experiencia?

El encuentro presencial permitirá fortalecer vínculos, conocerse y compartir experiencias directamente. Queremos que los participantes salgan con nuevas ideas aplicables, mayor coordinación entre iniciativas y un impulso para avanzar de forma coordinada hacia la meta de suelos saludables en Europa.

 

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